Un impulso y un juego originaron este número de Interliteraria. El impulso fue el de trocar nuestro habitual trabajo editorial por el de escritores, en medio de la inexorable pandemia que, a veces, se filtró en nuestros textos. El juego consistió en que algunos editores dejamos que el azar, es decir, un sistema ideado mediante las cartas del tarot, nos asignara el género del texto a escribir.

El resultado es un experimento literario que entremezcla pequeños trozos de nuestra vida durante este largo encierro, el análisis y el arte sin otro compromiso que el de la estética. No sabemos si el resultado es feliz, eso lo juzgarán nuestros lectores. Pero dejamos constancia de lo que sentimos, de nuestras formas de experimentar el horror: hay quien vive la pandemia como un sueño incesante o descubre en ella los rigores del tiempo; alguien la contempla como el aburrido final del mundo.

Hay también una entrevista imaginada que arroja luz sobre nuestro porvenir. Un grito de rebeldía que finge ser un ensayo académico; una traducción de los sonetos de Vivaldi y poemas hechos de las pequeñas metamorfosis de la intimidad en pandemia.

Una revista, después de todo, no es más que un grito colectivo que aguarda a ser escuchado.

Comité editorial